De quién baila mejores cumbias, aparentemente.
Si como nosotros luchaste por no quedarte dormido en el debate presidencial, no te sientas mal: no es tu culpa. Fuimos cautivos dos horas de un evento televisivo que no se trató de absolutamente nada.
Las campañas electorales requieren narrativas bien definidas para ser difundidas masivamente. Cuando decimos narrativa, nos referimos literalmente a un ejercicio literario: La lucha del bien contra el mal; héroes y villanos; personajes suficientemente detallados para entender sus virtudes y defectos; así como una invitación a formar parte de una aventura llena de retos y peligros donde nos jugamos nuestro propio destino.
Esto no es nuevo. Las historias son la forma más antigua y poderosa de persuasión y la política es el arte de contar historias.
Los equipos de comunicación política deben invertir tiempo en diseñar la historia que contarán durante sus campañas. Por primera vez desde hace 16 años, el centro de la contienda electoral no se trató (directamente al menos) del presidente López Obrador. Los últimos tres periodos electorales contamos con narrativas perfectamente establecidas: i) “El peligro para México” vs “El cambio verdadero” (2006); “El nuevo PRI vs la República Amorosa” (2012); y 2018 “La Cuarta Transformación”. Sin intención de abordar cada una, cualquier persona que vaya a votar en estas elecciones recordará al menos alguna de las anteriores y en dicho sentido comprenderá el poder de una historia bien contada.
Esta contienda era una oportunidad increíble para que las personas candidatas -o las oposiciones, al menos- propusieran una narrativa innovadora a la presente contienda. Sin embargo, miramos con asombro que ningún candidato logró con efectividad plasmar alguna narrativa convincente o memorable.
Decimos con asombro, pues como mencionamos, tenemos el más reciente ejemplo de un Presidente que se ha distinguido toda su carrera por su capacidad narrativa. Pero no solo por ello: volteamos a ver a otros países y el juego narrativo está alcanzando cada vez mayores sofisticaciones. Por supuesto el ex presidente Donald Trump mostró que una narrativa como “Make America Great Again” podía llevar a la presidencia del país más poderoso del mundo a un “no político” para esto hizo uso de absurdas pero muy detalladas teorías de la conspiración (QAnon) desarrolladas en foros digitales como 4chan. Por otro lado, el caso de Milei en Argentina y su “Amor por la Libertad” de la mano de “las Fuerzas del Cielo”, grupos de jóvenes dedicados a impulsar la narrativa de Milei por Youtube y Tik Tok, fueron otro batacazo al sistema político. Mostrando en ambos casos la relevancia no sólo del planteamiento de una narrativa persuasiva sino de la imperiosa necesidad de alinear los intereses de las juventudes o la comunidad digital a la contienda electoral.
Por lo que hemos visto hasta ahora, parece ser que las narrativas están más bien planteadas desde los propios partidos políticos, lo cual no es ideal pues le resta frescura y credibilidad. La candidata de Morena impulsa la continuidad de la Cuarta Transformación; el candidato de Movimiento Ciudadano habla de la “Nueva Política”; y honestamente tuvimos que meternos a la página de internet de la candidata del PAN/PRI/PRD para conocer su narrativa de “Por un México sin Miedo” en la coalición “Fuerza y Corazón por México”.
Si bien observamos que todas las campañas están haciendo esfuerzos mejores y peores por aprovechar los espacios en redes sociales para conectar con la audiencia jóven (Tik Tok, etc.), particular reconocimiento al equipo de Movimiento Ciudadano por lo logrado con la canción “Maynez Presidente” (que superó ya las 50 millones de reproducciones en Spotify colocándola #1 en tendencias). Lamentablemente observamos que ninguna campaña cuenta con una narrativa lo suficientemente interesante para inspirar al gran público electoral e influir demasiado en las tendencias electorales determinadas precampaña.
De esa manera, si bien el TikTok es importante, consideramos esencial cuidar los básicos de la comunicación política y humana. En el planteamiento de una narrativa, existen algunas preguntas iniciales que pueden resultar de utilidad: ¿de qué se trata esta elección?, ¿cuál es la historia que quiero contar?, ¿Qué características (virtudes, defectos y contexto) tiene mi personaje político?, ¿cuál es mi rol en esta historia?, ¿Cuáles son nuestros sueños y objetivos?, ¿cuáles son los principales retos que enfrentamos?, ¿Cuál es el rol del electorado en esta historia?
Cuidar y adaptar los detalles al contexto político y social es otro reto relevante para un planteamiento exitoso. Para ello resulta indispensable contar con equipo creativo y talentoso quien también debe sentirse parte de la historia. Una vez definido, el resto de los elementos de una campaña: propuestas, panfletos, meetings, discursos, entrevistas, debates, etcétera deberán ser coherentes y consistentes con nuestra narrativa central. Nunca debemos perder la oportunidad de seguir contando nuestra historia.
Conoce a Sergio Luna
Co-Fundador de Eonora.
Abogado y artista mexicano.
Abogado por la Escuela Libre de Derecho. Director General y miembro fundador de la Asociación Mexicana de Debate.
Ha dirigido programas académicos nacionales e internacionales incluyendo el primer Campeonato Mundial Escolar de Debate en Línea 2020 que reunió a más de 60 países. Consultor y aliado estratégico de institutos públicos y privados como el Instituto Nacional Electoral y Grupo Pepsico.
Es miembro de colectivos artísticos en la Ciudad de México donde escribe y promueve poesía.